Roberto Garver: “Llevo mucho tiempo, años probablemente, sin tener que retocar una foto”

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“Iluminando, no retocando” es la máxima por la que se rige Roberto Garver (Madrid, 1964) para definir su forma de entender la fotografía. Nos citamos con el reconocido fotógrafo de publicidad, retrato y arquitectura en nuestro Estudio 1 para que nos explique su lema, nos hable de sus orígenes y referencias y para que nos cuente su opinión sobre la evolución de los equipos de iluminación y la lógica importancia que estos tienen en su trabajo.

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la fotografía?

Empecé en las artes gráficas. Con 18 años montamos una imprenta y luego me fui a la fotomecánica, que es dónde me formé. Vi una cámara de reprografía, me enamoré y rápidamente me independicé y continué con la fotomecánica. En esa época era el tonto de la cámara, tenía muchas y era como un hobby, me obsesionaban los árboles viejos y les hacía fotos continuamente. El caso es que hacía fotomecánica para muchas revistas y uno de los clientes más fuertes que tenía, acostumbrado a ver cámaras por todos los lados en mi lugar de trabajo, en una ocasión se quedó sin fotógrafo y me dijo, “¿tú podías hacer un retrato para una entrevista de la revista?” y yo le contesté que sí, y si le gustaba el resultado bien y sino pues nada. Ese fue mi primer encargo. A partir de ahí empecé a ver la fotografía como un trabajo y según fue decayendo el tema de la fotomecánica con la llegada de los primeros Macs, que se cargaron los artes finales, la parte en la que yo trabajaba más, comencé a trabajar para el diario ‘Claro’, un proyecto que no funcionó. Me gasté toda la indemnización que nos dieron en equipo y en tomarme un año sabático antes de dedicarme por completo a esto. Esto ocurrió en el año 1992 y desde entonces vivo de la fotografía.

¿Entonces eres autodidacta? ¿Quiénes fueron tus referencias?

Sí, nunca fui a ninguna academia ni he tenido ninguna formación más allá del Langford aquel que usábamos todos, donde venía la técnica necesaria (risas). El resto fue usar y usar carretes. Hay que tener en cuenta que al principio yo era fotógrafo de prensa y que empecé haciendo deporte. Según creció mi interés por la luz encontré mi primera referencia en Marco Grob, que era todoterreno como yo; me encantaba su trabajo y me sigue gustando. Cotilleaba todo lo que hacía y me inspiraba. Según fui sofisticando la luz y comprando más cacharros seguí fijándome en otros fotógrafos como Eugenio Recuenco o Erwin Olaf.

“Al trabajar en un diario, lo mismo estabas en un poblado chabolista negociando con un yonqui para que te dejase fotografiarle mientras se drogaba, que estabas en Moncloa o en Zarzuela.”

¿Cómo fue tu transición del fotoperiodismo a la fotografía de estudio?

Influyeron varios factores: el primero la supervivencia, porque no me veía haciendo fotografía de prensa para siempre. Emocionalmente me llenaba mucho porque tocas muchos mundos y estás muy implicado, aunque económicamente no fuese lo mejor, pero llega un momento a partir de una edad en el ya que no lo haces con la misma intensidad o te metes en líos porque ya no te puedes mantener al margen del trato que recibes, que es muy desagradable, con broncas constantes y jugándote el tipo. Al trabajar en un diario, lo mismo estabas en un poblado chabolista negociando con un yonqui para que te dejase fotografiarle mientras se drogaba, que estabas en Moncloa o en Zarzuela.

© Roberto Garver

© Roberto Garver

¿Lo echas de menos?

Lo normal. Una vez se convierte en tu rutina Moncloa sigue siendo Moncloa y Zarzuela sigue siendo Zarzuela, y los niveles más bajos de la sociedad también. Igual cambia la moda o la estética pero los modos son los mismos y eso ya lo has vivido. Otro factor importante es que a mí me gusta mucho la técnica: las ópticas, las luces… Sí que es cierto que estoy algo limitado por el tipo de clientes que tengo, que son principalmente televisiones que te marcan las fotos que quieren. El 95% de mi trabajo es para ellas y no te puedes volver loco porque buscan fotos oficiales y las circunstancias de trabajo tampoco son la idóneas porque siempre hay poco tiempo. Hay días que todo gira a tu favor y puedes trabajar con calma y con espacio, pero normalmente es más “mira, éste es el rincón que tienes para las fotos” y ahí lo tienes que hacer…

Te gusta hacer esquemas de los trabajos que vas a realizar ¿Eres muy meticuloso con tu trabajo? ¿pasas mucho tiempo aprendiendo a manejar tus equipos?

En realidad, casi todo siempre esta en mi cabeza, hago los esquemas por escrito cuando quiero transmitirle a alguien cómo quiero que sea la luz, para explicárselo y que vea por dónde vamos a ir, o también si es una sesión en la sé que voy a introducir muchos cambios de luz para poder organizarme y que no se me olviden. Entonces también lo hago.

“Hay que matizar lo que yo entiendo por no retocar: cuando la foto sale terminada después del tratamiento del archivo RAW con Lightroom, que es lo que habitualmente utilizo, o Phocus si uso una Hasselblad, es decir, sin pasar por Photoshop o nada parecido.”

Intentas siempre que haya el mínimo retoque posible…

O ninguno. Lo ideal para mí es que no sea necesario hacer nada. Pero aquí hay que matizar lo que yo entiendo por no retocar: cuando la foto sale terminada después del tratamiento del archivo RAW con Lightroom, que es lo que habitualmente utilizo, o Phocus si uso una Hasselblad, es decir, sin pasar por Photoshop o nada parecido. Llevo mucho tiempo, años probablemente, sin tener que retocar una foto, más allá de que en alguna ocasión puntual, como se puede ver si se cotillea un poco mi trabajo, veas dos personajes unidos que no estaban juntos, por ejemplo. Ahí sí, pero para ello previamente he preparado los fondos para que simplemente sea coger una y otra foto, pegarlas y listo, nada más. Es lo único que a veces hago para una publicidad, por ejemplo, si no hemos podido fotografiar a los dos personajes juntos. Pero no toco pieles para nada, las texturas te las da la luz, por eso hay tantos tipos diferentes, sino siempre trabajaríamos con la misma.

© Roberto Garver

© Roberto Garver

Además de tu propio talento, ¿cómo han evolucionado los equipos para ayudarte a conseguir la luz que buscas sin retoques?

Cuando empecé a trabajar con luz los accesorios que había eran limitados. Personalmente, noté mucho la entrada de Profoto, que descubrí al alquilar un estudio que sólo tenía esa marca. Al día siguiente vendí lo que tenía y compré todo de esta marca por la seguridad que me transmitía. Además, es la que más accesorios tiene para conseguir cualquier tipo de luz. Que haya muchos modificadores de luz facilita que te puedas adaptar a cualquier circunstancia, que es mi caso. A veces, los maquillajes de televisión no son muy buenos y no te vale una luz cualquiera, necesitas que pueda contrarrestar ese maquillaje que es malo por exceso. Las caras quedan un poco artificiales y puedo compensarlo con la luz. También al contrario. Trabajo con Profoto pero, ojo, todo mi equipo es comprado y elegido por mí.

Tu experiencia como fotógrafo deportivo te ha ayudado en tus proyectos con Adidas, por ejemplo…

Sí, en realidad el vínculo que estableces con la fotografía deportiva te ayuda con todo, hasta con un retrato, porque te marca el momento del disparo. En fotografía deportiva tienes que ser capaz de anticiparte al movimiento de la persona que tienes delante y disparar en el momento adecuado, así que es muy útil. Por ejemplo, las fotos que he hecho del Real Madrid con equipo de Daylight Studios no son tan estáticas como pueda parecer a simple vista. Algunas sí, pero hay muchas en movimiento que requieren mucho equipo, asistentes con generadores a la espalda, pértigas en las que va una luz que hay que simular como nocturna aunque sea de día porque lo que buscamos es que parezca que los jugadores están corriendo en cualquier partido de liga en su campo. Por tanto, es casi todo acción.

© Roberto Garver

© Roberto Garver

¿Qué tal se congela movimiento con los equipos Profoto que normalmente utilizas?

Muy bien, cero problemas. Es más, mantengo uno de los generadores que tengo de Profoto de una generación anterior y características diferentes a los actuales. Le tengo mucho cariño y durante mucho tiempo fue el generador más preciso con el color pero el pulso era más largo, no era capaz de congelar tanto. Bueno, pues justo por esa razón lo conservo, porque hay veces en las que el problema que me encuentro con Profoto es que congela demasiado y necesito sacar, por ejemplo, un pelo que no parezca estático y se mueva un poco, así que para darle un poco más de naturalidad conservo este generador, un D4, cuyo pulso es un poco más largo.

Trabajas mucho con Atresmedia y acaba de empezar la temporada televisiva, habrás estado muy ocupado…

Sí, trabajo fundamentalmente para sus áreas de comunicación y marketing preparando las campañas publicitarias de muchos de sus programas y series, dando a conocer las novedades, nuevas temporadas… Este inicio coincide con la celebración del Festival de Televisión de Vitoria, donde siempre hay que llevar muchas imágenes. Es mucho trabajo pero sin rutinas; las fotos de una de las series que ha regresado recientemente, ‘Mar de plástico’, fueron una locura, hubo que partir la sesión en dos y aprovechar los parones en la grabación para hacer fotos que además era complicadas por luz y porque todo era muy preciso. Luego hay cosas más sencillas como renovar fotos de personajes de determinados programas y mostrarles en el plató.

© Roberto Garver

© Roberto Garver

Por último, ¿qué le aconsejarías a alguien que quisiera ser fotógrafo?

Bueno, si te digo la verdad, la mayoría de los fotógrafos que yo conozco no tenemos una formación académica con la fotografía, pero llevamos 30 años aprendiendo porque no hemos parado. Por eso, en este mundo creo que es muy importante lo que tú lleves dentro y no tanto lo que te aporte esa formación, más allá de unos conocimientos técnicos de fotografía que todo el mundo debe tener. El resto es cosa tuya. Nadie te puede enseñar a mirar.